Los ataques dirigidos o APTs (Advanced Persistent Threats) representan una de las amenazas más sofisticadas y peligrosas para las organizaciones. Su objetivo es infiltrar la red de la víctima para robar propiedad intelectual, datos confidenciales o financieros, para beneficio de la competencia, gobiernos u otros actores.
Utilizan técnicas avanzadas como spear phishing dirigido a ejecutivos, exploits de día cero, y movimientos laterales para alcanzar sus objetivos y mantenerse en la red de forma persistente. Suelen pasar desapercibidos durante meses mientras exfiltran información valiosa.
Para defenderse de los APTs se requiere una estrategia proactiva y en capas que cubra prevención, detección y respuesta. En prevención, es crítico implementar parches rápidamente, reforzar la autenticación, segmentar la red en zonas, monitorizar el acceso privilegiado y aplicar el principio de mínimo privilegio.
También se debe filtrar el tráfico entrante y saliente para detectar anomalías, desplegar soluciones EDR (Endpoint Detection and Response) en todos los endpoints, e implementar SIEM para correlación de eventos y monitoreo centralizado.
Es vital tener procedimientos claros de respuesta a incidentes con roles y responsabilidades bien definidos. Se debe poder contener la amenaza rápidamente, investigar a fondo, erradicar cualquier acceso y restaurar sistemas comprometidos.
Finalmente, la formación continua de los empleados sobre amenazas dirigidas es clave, así como mantener copias de seguridad inmutables. Invertir en seguridad proactiva y en capas brinda la mejor posibilidad de defenderse ante la sofisticación de las técnicas de los APTs.